- Vine a cuidarte.
- ¿A cuidarme? No necesito que me cuides...
- Sí, puede ser.... Bueno, ahora te dejo a solas para que pienses en ti y adelantes todas esas cosas que llenan tu tiempo. Cuando quieras algo grita mi nombre, que estaré por aquí cerca preparándote una tarta de galletas y chocolate, ¿vale?. - le dio un beso fugaz, le regaló una sonrisa y, con un guiño de ojo, salió de la habitación dejando tras de sí la puerta abierta.
A 3 metros de allí, escuchaba los débiles latidos de su corazón.
Suspiró y acto seguido comenzó a fundir al baño maría el chocolate negro...
Vine a cuidarte.
ResponderEliminarAlgo tan simple lleno de buenos deseos, y encima chocolate.
Suena a toda una agradabilísima proposición =)
Chocolate negro, mmm, que delicia. Este post es breve pero con mucho contenido, las relaciones son algo bello.
ResponderEliminarSaludos!