Eran las once de la mañana. Fuera el cielo estaba cubierto por la oscura niebla, que le acercaba a un cegador blanco. Lily lo contemplaba maravillada a través de las ventanas del aula.
- Se te va a meter una mosca en la boca como no la cierres - la dijo Max mientras se reía para sus adentros
Lily miró al chico y sonrió.
- Bueno niños, es la hora del recreo así que vamos a bajar un rato al patio, a ver si tenemos suerte y no llueve.
Los niños se levantaron ruidosamente de sus sillas, mientras la profesora hacía muecas de irritación por el estrépito y siseaba pidiendo a los niños más cuidado. Lily cogió su parka verde, se la puso, subió la cremallera hasta arriba y abrochó los tres botones amarillos.
Era una clase de niños atípica porque eran pocas las veces en que se veía jugar por separado a niños y niñas. Normalmente acostumbraban a jugar al escondite o a llevarla pero algunos días los niños preferían jugar un rato al fútbol y las niñas, que no les gustaba mucho la idea de ese deporte, optaban por jugar a la comba o se intercambiaban conjuntos.
-¡La llevas! - gritó Hugh al tiempo que golpeó ligeramente el brazo de Max
Hugh salió corriendo en dirección contraria a su compañero mientras este se dispuso a correr hacia Katie, que formaba parte de su cuadrado en clase, ya que le quedaba a escasos metros. La niña comenzó a correr huyendo de Max. El sonido de las risas en el patio hacía que las profesoras que vigilaban el patio se contagiaran de la alegría y comenzaron a reír ellas también.
A las once y veinte una aguda sirena empezó a sonar, tapando la mezcla de voces y risas. Los niños se colocaron en fila, como les habían indicado el primer día del curso, y comenzaron a entrar de uno en uno bajo la mirada de su profesora. Max se había quedado rezagado e iba el último. Subía los peldaños de las escaleras a la primera planta distraído, de repente pisó uno de los cordones que se le habían desatado y, tropezando así, fue a parar al suelo. Lily que iba a un par de pasos de él se giró al oír el golpe y vio a Max en el suelo: rojo como un tomate y quieto mirando el suelo. Descendió corriendo los peldaños que ya había subido hasta llegar donde estaba el niño.
- ¡Max!, ¿te has hecho mucho daño?... - pero Max no respondía- ¿estás bien?,¿te duele? - preguntó Lily al observar que el niño se agarraba el tobillo derecho
- Sí... - balbuceó el pequeño - ...me duele mucho - y entonces rompió a llorar
- Cógete a mi, vamos, te ayudaré a levantarte
Max fue parando las lágrimas al tiempo que caminaba lentamente y con cuidado, con el apoyo de Lily.
- Lily... - susurró el niño antes de entrar en el aula
- ¿Sí? - preguntó ella susurrando también a la vez que sonreía
- Gracias
Aaaah que hermoso relato. Me conmovio mucho. hermosa imagen me dejaste hoy en la mente.
ResponderEliminarSaludos
Que ternura de relato
ResponderEliminarTodos deberiamos tener un amigo como Lily
Un beso
Suerte♥
te he dicho ya que adoro a lily? ^^
ResponderEliminarun beso! =)
Los golpes de la vida te pueden llevar a caminos insospechados. Hermoso relato, em has hecho suspirar.
ResponderEliminarSaludos!
Tierno, muy tierno. Y es que a veces los gestos más simples son los más importantes.
ResponderEliminarBesito guapa.