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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Volver a vivir

¿Tú crees en otras vidas?, ¿en la reencarnación y cosas así?. Yo no sé qué pensar, a veces me digo que es imposible que seamos un ser vivo más en la Tierra y que tiene que existir algo más allá de la piel: otra oportunidad tal vez.

Sin embargo en otras ocasiones creo tener la certeza de que no hay nada más, que sólo tenemos esta vida y que, pensándolo bien, es muy corta. ¿Y si lo estoy haciendo mal?, quizá estoy perdiendo el tiempo en cosas que carecen de esencia, quizá esté conduciendo mi vida por una carretera llena de curvas sumergida en la niebla del otoño.

Yo lo que quiero es volver a sentir la sensación de paz que viví en aquellas tardes de verano de mi niñez. ¿Dónde se quedaron?Cuando no necesitaba más que el calor de julio, un chapuzón refrescante antes de comer y dejarme mecer por la leve brisa que corría allí... en el Cotero. ¿Por qué no pueden volver?, ¿por qué?, ¿por qué...?


Ya sé que es imposible que el pasado regrese pero quiero que el futuro me regale unos pocos días más como aquellos, ¿a quién debo pedírselo?, dime, si te enteras de quién tiene el poder de conceder ese tipo de deseos me lo dirás, ¿verdad?, ¿verdad?, ¿verdad...? Lo único que deseo es ver de nuevo ese cielo azul, mi azul de verano.

lunes, 18 de enero de 2010

Pequeño paraíso

El tiempo es relativo y también es relativo cómo nos lo tomamos. Recuerdo los días de verano, esos en los que la vida me parecía buena... y siento nostalgia por ellos. Fueron días especiales, no por lo que pasara en ellos, pues al decir verdad eran días monótonos: sin clase, sin nada que estudiar, sin viajes, sin planes... sólo mi vida: mis padres, mi hermana y yo. La rutina era dormir hasta que el sol se colara por las rendijas de arriba de la persiana de mi habitación (no consigo hacer desaparecer esas pequeñas rendijas), el cielo azul y limpio de nubes me recordaba que debía tender al sol los trajes de baño que me esperaban en la lavadora de la noche anterior y mi mayor preocupación era preparar la bolsa con las toallas y la radio.

Recuerdo el calor en la calle y el sol en mi espalda, la corriente que circulaba por el coche en marcha y la sensación de hambre al llegar al parking de la playa. El reloj indicaba que el baño y el paseo de rigor para secar por la arena no había sido mucho, pero tampoco tengo la sensación de que fuera con prisas. Me encantaba subir por la pequeña pendiente hacia El Cotero, siguiendo el camino que entre los cuatro habíamos formamos día tras día, verano tras verano, durante esos tres meses del año que nos regalábamos juntos.

La comida tenía otro sabor allí: sabía a complicidad y armonía, a alegría en el corazón y brillo en los ojos. La siesta era el momento más esperado, cuando escuchar música por los auriculares mirando el cielo despejado me sumergía en el sueño. Despertarse allí era despertarse en el mismo paraíso, nadie se quería ir pero la hora apremiaba y el trabajo llamaba con urgencia.

Esos días de verano forman sin duda gran parte de la felicidad que yo voy acumulando con los años, con días y momentos especiales como ellos. Pienso a menudo en aquellos baños, en el camino hacia el paraíso (todavía puedo sentir la yerba mullida bajo mis pies), en el sabor crujiente y suave del pan... pero sobretodo recuerdo los sueños azules: el peso de tanta felicidad sobre mis párpados y la vagueza para abrir los ojos después de permanecer allí.

Hoy el cielo ha sido azul y, donde no daba la sombra, el calor del sol me recordaba la felicidad de tiempos pasados. Si pudiera, retrocedería en el tiempo y lo pararía en esos días; nunca anochecería ni pasaría la vida, me quedaría allí dormida junto a mi familia: en nuestro pequeño paraíso.

sábado, 19 de diciembre de 2009

La vida volverá a parecernos buena

- Y dime, ¿qué sientes?
- No lo sé... tengo frío y ese nudo en la garganta que no desaparece. ¿Por qué no puedo conformarme con menos?
- Precisamente esa es la única pregunta para la que yo no tengo respuesta..quizá debas buscarla tú. Ya sabes que te quiero corazón, pero si no estás convencido para seguir adelante, no vamos a hacerlo: esto es algo que tenemos que hacer juntos, esperaré el tiempo que sea necesario a que te recuperes, ya lo sabes.
- Gracias...¿sabes? hay muchas preguntas para las que no tengo respuestas y las que tú me proporcionas muchas veces no son de mi agrado pero no por ello las ignoro. Quiero que sepas que valoro tu paciencia y que tu compasión es la única que quiero.
- Lo sé...soy tu razón, ¿recuerdas?. No te preocupes, no tienes que darme las gracias, en esto estamos metidas las dos y vamos a salir las dos, de verdad. Ya sé que no es la primera vez que te digo esto pero has de saber que no será la última y que no me equivoco si te digo que lo creo; que ahora no ves la salida y yo tampoco sé cuál es (qué más quisiera..) pero como razón que soy te aseguro que la hay, siempre la hay.
- ¿Cómo puedes ser tan comprensiva?, ¿no se supone que tú eres fría y egoísta?.. no veo nada de eso en tus palabras, no lo entiendo.
- No lo sé... supongo que es porque siento contigo el dolor, no puedo ignorar los sentimientos que hay por aquí, ¿no lo ves? está todo lleno con ellos y me resulta difícil establecer límites y órdenes en estas condiciones. Haces que me pregunte si puedo desaparecer algún día... tienes mucho poder y se supone que esto era equitativo.
- ¡No! pero.. ¡cómo se te ocurre pensar eso!. No, no, no, no... no vas a desaparecer, te necesito, necesito que te quedes a mi lado, eres la única que puede salvarme de esta.. lo has hecho más veces, ¿ya no te acuerdas? vale, la mayoría no fueron ni la décima parte de lo que estamos pasando ahora, pero tú me salvaste.. me sacaste a flote, te lo debo todo.
- No me debes nada, ¿no lo entiendes?, si te hubiera perdido, ¿qué sería de mi?. No quiero dominar, no quiero un reino de hielo, no quiero una muerte en vida... no quiero estar sola, quiero que tú también te quedes conmigo, quiero que podamos ser felices los dos, al mismo tiempo, quiero que tanto tú como yo volvamos a pensar de nuevo que la vida merece la pena, que es buena.. ¿cuándo fue la última vez que nos sentimos así?
- Sí... sé a qué te refieres... aunque no lo recuerdo.. sé que lo sentimos.. los días eran soleados y podíamos caminar en manga corta, ¿era verano? ¿el del año pasado o el de hace diez años? el tiempo parece tan relativo... pero apuesto a que era verano.
- Entonces era verano, yo también recuerdo el sol... sí era verano pero no sé tampoco exactamente cuál.. ¿recuerdas las tardes comiendo en El Cotero? ¡Sí , fijo que era verano!
- Cómo no.. realmente ahí sentimos muchas veces que la vida era buena...
- Ey.. no llores, anda.. son recuerdos preciosos no los hemos perdido y pudimos comprobar que efectivamente la vida es buena. Saldremos de esta, te lo aseguro, y la vida volverá a parecernos buena.