Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas

viernes, 22 de julio de 2011

Telegrama

Hola. He llegado. No llueve. No hay sol. No hace calor. Tampoco frío. Sólo una leve brisa. No sé qué pensar. Siento miedo. Y nervios. Ganas de llorar. Hacer de nuevo las maletas. Y correr. Huir de aquí. Impotencia. Ya sé que no puedo. No hay más lugares a los que pueda ir. Por qué. Tanto tiempo perdí preguntando. Pero ya no me cuestiono eso. No me importa. Me da igual. Mentira. Sí me importa. Por eso esta angustia. Pero no me queda otra. ¿O sí?. Ya me las arreglaré. No pasa nada. Estoy bien. No te preocupes. Sólo quería decirte que aquí está. El telegrama que te prometí enviar. No llores. Lo prometiste. Ya te lo expliqué. Y sin comprenderlo lo aceptaste. Me dejaste marchar. Te doy las gracias por ello. De verdad. Nadie me quiso nunca así. Incondicional. Siempre. Volveremos a vernos. No es una promesa. Es un hecho. Volveremos a vernos. No sé cuando. Ni dónde. Ni siquiera si podrá ser en esta vida. Aún así lo sé. No llores. Piensa que nos volveremos a ver. Y no creas esa mentira. Que la distancia hace el olvido. Mentira. ¿Verdad?. En eso coincidimos siempre. Cuídate. Y deja que te cuiden. No llores. Un beso. Y un abrazo. Hasta luego. Que nunca me gustó decir adiós. Eso ya lo sabes. Hasta luego.

martes, 14 de diciembre de 2010

Espera

Me siento sola, pero no sé cómo explicarlo. Me veo a mi misma, a cierta distancia, sentada en un rincón cualquiera. Sola. Mirando a la nada. Esperando con esa expresión en el rostro: la de una niña a la salida del colegio, mirando aquí y allá con la mochila puesta y balanceando las piernas hacia adelante y hacia atrás. Hace sol pero la temperatura es fría y me asusta que la noche me encuentre esperando ahí, sola, olvidada.

Y ante la escena me da lástima esa niña. Yo misma iría corriendo a buscarla para llevarla a mi casa y cuidarla. Pero luego me veo moviendo mis piernas juntas en un balanceo eterno y no me importa esperar hasta que llegue sólo esa persona. Sólo una. No quiero irme a casa con un desconocido: lloraría pensando que cuando acudas en mi busca no me encontrarás. Así que no me muevo. No me muevo, porque una fuerza mayor me lo impide. Y si al final del día no has aparecido, me tumbo abrazada a mis piernas y duermo hasta el día siguiente. Por la mañana, con las gotas de rocío me despierto, me siento de nuevo y comienzan mis piernas a distraerme.

¿Y si al final no llegas?,
¿y si al final te olvidas de mi?


No importa
por lo menos sabré 
que no me cansé de esperar
 y que no me fui con la persona equivocada.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Invierno

Ya está aquí. Ayer lo supe con certeza. Esa sensación. Frío helado. Frescor seco. Otro invierno adelantado y la cuenta atrás para reuniones y celebraciones ya ha empezado. Yo lo que querría es poder meterme en la cama todo ese tiempo, dormir y no despertarme hasta el 7 de enero. Pero no puedo hacerlo. Sería egoísta y, aunque desde hace ya unos años no me gustan estas fechas, también me perdería algunos momentos que guardar junto al resto de recuerdos.

No es que me siga aferrando al pasado. No, eso ya lo superé. Lo superé. Y recuerdo en especial estas fechas en aquellos otros años que compartí... me duele la nostalgia y no poder girar las manecillas del reloj en sentido contrario, me apena sí, eso no lo no voy a negar, pero seguí caminando.

Cuando comencé de nuevo a sonreír, después de varios inviernos, la vida, creo yo, quiso recompensarme y me hizo un regalo. El mejor de todos lo que tuve nunca. Me sentí completa y feliz a más no poder. Creí y sentí que, aunque continuaran llegando los problemas inevitables, todo sería distinto. Que siempre contaría con un sentimiento especial e incondicional y una mirada capaz de quitarme el frío aunque me encontrase en la misma Siberia. Pero nada de lo esperado sucedió. Aprendí que la vida no siempre hace regalos, que a veces sólo te presta un tesoro para que te sientas tú uno y después, cuando lo descubres, te pide que se lo devuelvas porque ya cumplió su misión. Y así, el invierno que pensé distinto se convirtió en otro invierno igual. Fue duro, claro, ninguna palabra es capaz de recoger la miseria que sentí, pero luché por sobrevivir. Lo sigo haciendo y puedo decir que, una vez más, lo conseguí. Salí. Me vencí a mi misma...

Y ya está aquí. Otro invierno triste. Sonrisas forzadas y la maldita certeza de saber que año tras año, pase lo que pase, será así.

martes, 2 de noviembre de 2010

Vete

Creo que tengo hambre, hambre de ti, Amor Desconocido. Y digo creo porque no estoy segura al cien por cien. Quizá no sea un buen momento, ¿sabes?, ando desencantada de la vida y estoy cansada, muy cansada. Así que supongo que es mejor que no aparezcas, lo único que haría sería espantarte y no volverías más. No vengas, mejor no, porque sólo sufrirías innecesariamente y cuando vuelva a salir un rayo de sol en el cielo no me lo perdonaría y lloraría el peor de mis errores.

Supongo que no estoy preparada para dar abrazos y sé que sin ser capaz de dar es imposible recibir. Lo siento, lo siento mucho amor... perdóname por ser tan egoísta de desear que aparezcas y me quieras y yo no poder quererte. No vengas, hazme caso y vete, vete lejos que yo no te merezco.

domingo, 3 de octubre de 2010

Carta para ti

Querido Amor Desconocido:

Sueño. Sueño con una vida paralela en la que en un futuro no muy lejano te encuentre: un futuro en que por fin vengas a mi, Amor Desconocido. Me gustaría que me escucharas durante toda la noche, mientras me abrazas, y hablarte sobre todas las gotas de lluvia que vi resbalar por la ventana de mi habitación, con la mirada perdida en ellas y el cielo de fondo oscureciéndose a cada minuto hasta tornarse completamente negro, inmóvil y sentada sobre mi cama.

Después me besarías con ternura y, sin mencionar palabra, me confesarías que tú también me esperaste tantas noches, anhelando el tacto de mi piel bajo tus manos, suspirando por unos ojos que no llegaban... pero que por fin llegaron.

La vida sería menos difícil contigo a mi lado porque, aún en la distancia de la rutina, nos tendríamos presentes cada rato. Verte sería mi recompensa al llegar a casa y por las mañanas nos despertaríamos entre cosquillas. Y perdernos un fin de semana cualquiera en un lugar remoto y desconocido sería visitar el cielo cogida de tu mano, como en un verdadero sueño hecho realidad... no creo que haya algo más maravilloso que eso: cumplir los sueños.

No sé tan siquiera si existes, Amor Desconocido, quizá sólo puedas vivir en mi imaginación... en ese caso no tendré más remedio que seguir viviendo de sueños... y te aseguro que, al menos así, ambos tendremos el final que nos merecemos.

Con amor,
una nube en sueños.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Qué es para mi un novio?

Para mi un novio debe ser un amigo, qué digo un amigo, el mejor amigo. La diferencia con el resto de amigos es que con un novio además debería compartir una complicidad especial, atracción, momentos de pasión que se prolonguen más allá de la piel, desear cuidarle y que me cuide con el cariño con el que cuido a mi familia y ellos me cuidan a mi. Un novio, para mi, es ese ser que sin saber por qué se convierte en especial y pasa a ser una pieza clave en mi vida. Alguien con el que me sienta mejor persona, que me haga descubrir y al que le haga descubrir millones de sentimientos jamás experimentados... ese todo que llene de luz incluso los días más oscuros, que me convierta en su número uno en la lista de prioridades, que sea feliz sólo con verme sonreír, que quiera ser la cura para quitar las espinitas que se me clavan algunos días y que nunca, nunca, nunca, nunca... se plantee alejarse de mi.

Porque sí, quizá yo sea una idiota, una estúpida que nunca deja de soñar, que vive la mayor parte del día en las nubes: cobarde, ajena, ingenua, inconsciente, ciega, sorda... pero no muda, no muerta, no vencida, no infeliz, no amargada, no envenenada, no egoísta... Y porque sí, vivo en las nubes, sí... ¿y qué? ¿qué pasa? ¿qué hay de malo en buscar un refugio propio donde disipar las tempestades? Soy feliz, así soy feliz: con mis días alegres y con mis días tristes, yo soy así y no quiero cambiarme ni me cambiaría por nadie. Tal vez sea rara, una tía extraña, alguien a quien ni novecientas veintitrés bofetadas bastan para hacer que pierda las fuerzas... pero lo suficientemente pequeña como para sentir el escozor en el corazón y el calor que desprenden los ojos cuando están alerta ante las lágrimas que tratan de asaltarles.

Quizá tenga demasiado idealizado el amor, quizá te idealicé en exceso... quizá, no lo niego... quizá amar de verdad sea eso... quizá soy demasiado corriente, quizá tú no seas lo suficientemente raro para mi pero, siendo sincera, creo que ya no quiero encontrar respuestas, ya no me importa no hallarlas, ya no espero que regrese aquel tiempo y, eso, por primera vez pienso que es buena señal. Avanzo, avanzo, avanzo sintiendo cómo se ha aligerado aquel peso, y guardo, guardo, guardo aquel tú, que me insufló todo el oxígeno que había perdido, en un cofre de roble que descansa entre algodones con olor a verano...

Y ahora sólo quiero ser yo, una loca empedernida que le da mil vueltas a todo, independiente de por vida, dependiente únicamente de sueños y de tiempos pasados que voy coleccionando y que decoran con colores este sitio en las nubes, donde siento que pertenezco y de donde no me iré nunca.

jueves, 5 de agosto de 2010

Promesas

Hace ya tiempo que no me limito a esperar. Hace ya tiempo que decidí caminar mirando al frente. Hace ya tiempo que construyo metas al amanecer, las mismas metas que por la noche se derrumban con el frío. Hace ya tiempo que no lloro un día sí y al siguiente también... hace ya tiempo que dejé de tener ese malestar constante en mis entrañas, el nudo permanente en la garganta, los recuerdos asomando en cada una de mis miradas. Hace ya tiempo que dejé de ser "nadie". Hace ya tiempo que comencé a construir "alguien"... el mismo tiempo que hace que comencé a hacerme promesas que voy a cumplir.

Prometo no destruir lo malo del pasado, lo transformaré y será mi estructura más sólida. Prometo no empañar lo bueno del pasado: cogeré todos mis días de verano, las sonrisas más bonitas que me han regalado, los abrazos de consuelo de los amigos que nunca me dieron de lado, los chistes malos que me hacen revivir durante horas, las llamadas sorpresa de mi familia para preguntarme cómo me va la mañana, los "te echo de menos" que me han arropado... cogeré todo y decoraré con ello cada rincón, incluso aquellos que queden condenados a vivir con temperaturas bajo cero.

Prometo no perderme mi vida, prometo intentarlo con todas mis fuerzas. Prometo no pensar más en un futuro lejano, ni en un futuro incierto. Prometo que me dejaré arrastrar por donde el aire sea limpio y, si veo que el ambiente comienza a ser húmedo y el cielo se vuelve turbio, lucharé incansable hasta alcanzar el horizonte despejado. Prometo que nunca volveré a sentirme derrotada porque, con el paso del tiempo, siempre he podido comprender que de todo gané algo. Prometo cuidar y mantener a mi lado a todas aquellas personas que me demuestran que me cuidan y desean mantenerme a su lado: sin pedir nada a cambio, sin reclamarles atención, cuando menos lo espero... transformando sus días (y mis días) de 24 horas en 25 horas: y es que no sé cómo lo hacen pero siempre me regalan un momento...

Por último, prometo dejar de pensar que las promesas son palabras que se lleva el viento y que se pierden en el tiempo, prometo... prometo que nunca dejaré de creer en las promesas.

lunes, 21 de junio de 2010

Flash

Recuerdos que corren por mi mente, pasan rápidamente, a la velocidad de la luz. Como el flash de una cámara de fotos, iluminan por un instante, de nuevo, mi corazón: ya casi no siento - susurra distante. Leo su pensamiento a escondidas, sin hacer ruido tras el muro en que se encierra. Algo en él se oscureció, perdió la ilusión y las esperanzas, que alimentaban su ansia de luchar cada día, por un futuro mejor. 

Le tiran piedras con mensajes que consiguen atravesar, rompiendo, las ventanas de doble cristal. Los lee cuando vuelve en sí de las ensoñaciones en que está inmerso. En algunos le tachan de orgulloso y de ingenuo, en otros le compadecen y le ofrecen su propio calor. Contesta únicamente a estos últimos, les dice que no se merece tanta atención y que no quiere ser descortés pero que no puede aceptar tal tesoro, y que lo guarden con sumo cuidado y envuelto en terciopelo para cuando llegue el corazón que les anhela a ellos. Se despide firmando con una lágrima con olor a coco, enrolla los mensajes de respuesta en las piedras, dispersas por su habitación, y las impulsa, con la poca fuerza que le queda, de vuelta hacia el exterior.

Ojalá no se preocupasen - piensa mientras se sienta lentamente en un rincón y mira el cielo, limpio de nubes, sobre él - me creen desdichado por estar aquí solo pero, en realidad, hay corazones más desdichados: aquellos que orgullosos o ingenuos se dejan amar o pretenden amar, sin sentirlo, condenando egoístamente su felicidad y la del otro. 

lunes, 10 de mayo de 2010

Él y Ella

Habían quedado a las cinco de la tarde en la plaza donde se habían encontrado por primera vez. Faltaban cinco minutos para la hora concertada pero él ya estaba allí, sentado en un banco de madera, esperando. Sabía que ella llegaría tarde, como siempre, pero eso no le molestaba porque le gustaba ver cómo aparecía acelerada ante sus ojos, y se preguntaba a sí mismo, mientras sus labios dibujaban una sonrisa, cuál sería la excusa para hoy.

Miró la hora en su móvil: las cinco en punto. El día era soleado pero no caluroso, corría una leve brisa del norte y las gaviotas cruzaban el cielo hacia la costa que estaba a escasos kilómetros de allí. Hoy pensaba llevarla a uno de sus sitios favoritos, donde iba cuando quería disfrutar de las vistas de la ciudad. Era un sitio tranquilo, estaba cerca de los acantilados y desde allí se podía saborear el agua marina en el aire. Miró a su derecha: ahí llegaba ella.
- Lo siento, lo siento, es que justo cuando ya salía por el portal me acordé de que se me había olvidado coger kleenex.
- ¿Por qué siempre tienes que volver a por algo? - rió
- Ya sabes como soy, además sólo me he retrasado cinco minutos, ¿eh? - dijo ella, divertida.
Caminaron conversando animadamente sobre cómo les había ido respectivamente la mañana en el trabajo. Por el camino encontraron a un anciano que llamaba a su perro, que se había escapado. Él cogió al perro, pequeño y negro, se lo entregó a su amo con delicadeza y éste siguió andando sin darle las gracias. Juntos, comentaron la poca educación del señor y ella, en silencio, apreció el valor del gesto de él y sintió que le quería, entonces, un poco más todavía.


Siguieron por un sendero de tierra y hierba rodeando los acantilados hasta el sitio que él había indicado. Se sentaron juntos, él se descalzó y le pidió a ella que le acercara sus pequeños pies para descalzarla. Retiró la hebilla de la pulsera de sus zapatos y dejó el calzado al lado del suyo.
- Gracias.
- Así disfrutarás más del paisaje.
Allí, en medio de la nada, vieron atardecer acompañados por el cielo libre de nubes y arropados por el viento. Ella se sintió libre por tenerle a su lado compartiendo aquel momento y él se sintió libre por compartir ese lugar mágico con esa chica que le transmitía tanta paz cuando estaba a su lado.

sábado, 8 de mayo de 2010

Flor en el campo

¡Eh!, hola. Hoy me apetecería hablar contigo durante un tiempo infinito y contarte que acabo de terminar de leer otro libro más. Se trata de Brida, de Paulo Coelho, uno de mis escritores favoritos. Como otros, ha sido uno de esos libros que siempre me hacen pensar, releo párrafos con una carga profunda de sabiduría, de reflexiones que calman a la vez que atormentan el alma. Yo vi el brillo en tus ojos, vi la luz que desprendía la vida de tu interior y fui la mujer más feliz del universo con eso. Pero hay algo que no sucedió como yo tanto anhelaba, como tanto entendía que así debía ser...

Siempre pensé, desde el principio, que la incertidumbre sería cómo se desarrollaría el camino entre los dos, pero no el destino. Di por hecho, y todavía no encuentro explicación al por qué no fue así, que estaba salvada al encontrarte por fin y por tanto tú también lo estabas al encontrarme a mi: los dos estábamos a salvo desde entonces. 

El tiempo pasa y cada día aprendo a controlar mejor el grito de los sentimientos que siguen aquí dentro. Cada vez soy menos consciente de cuándo pienso en ti, no es que no piense en ti, no, porque lo sigo haciendo, es sólo que consigo abstraerme de mi misma de modo que pienso en ti sin saber que lo hago. El engaño en una artimaña que todos podemos aprender a manejar ante ciertas situaciones...


Pero he terminado de leer Brida y no puedo evitar pasar unos días liberándome de mis propias mentiras para descubrirme una vez más ante mi misma. Hoy me he mostrado de nuevo ese poder que tienes sobre mi, esa fascinación que despertaste con la forma en que miras la vida, esa admiración que sólo pueden comprender los amantes del arte ante una obra inigualable y exclusiva en el mundo, y el valor que tiene y que va más allá de todo el oro habido y por haber sobre la tierra... no podré desprenderme nunca de un tesoro así, no podré desprenderme nunca de ti. 

Hay muchas citas que merecerían ser citadas, pero entre todas destaco una de las últimas y, para mi, concluyentes del libro:
- Las personas dan flores de regalo porque en las flores está el verdadero sentido del Amor. Quien intente poseer una flor, verá marchitarse su belleza. Pero quien se limite a mirar a una flor en un campo, permanecerá para siempre con ella. Porque ella combina con la tarde, con la puesta de sol, con el olor de la tierra mojada y con las nubes en el horizonte.
 Quedo en paz y agradecida con la vida por haber podido encontrarte, igual que el Mago aprendí que tú nunca serás mio y por eso te tendré para siempre; y que el amor es la libertad: esa es la lección.

domingo, 2 de mayo de 2010

Tercera carta para un Amor Soñado

Querido Amor Soñado:

Aquí sigo. En todo este tiempo he crecido varios centímetros en paciencia conmigo misma y en curtirme el corazón. Apenas son unos centímetros pero a mi me parecen asombrosos. Hoy es un día especial en varios sentidos: hoy es el día de la madre y además, este año, se suma que es tu cumpleaños.

En el día de la madre, hace ya tiempo, cuando contábamos con el calor extra de mi abuela, mi hermana y yo nos levantábamos temprano y preparábamos el desayuno para ellas: mi madre y mi abuela. Nos gustaba hacer ese tipo de cosas porque además de regalarles un comienzo de día como se merecían nos encantaba crear esa complicidad entre nosotras. Después venían a la cocina las "madres" de la casa y con una sonrisa y un brillo en los ojos que sólo se ve en los niños pequeños el día de reyes, nos daban un beso y un abrazo y aunque fuéramos pequeñas nos sentíamos grandes.

Hoy es tu cumpleaños. ¿Sabes?, me gustaría haber sido capaz de merecerte para poder prepararte esta mañana el desayuno: te prepararía café recién hecho, un zumo de naranja recién exprimido, hubiera preparado un par de tostadas, cuatro galletas y, en vez de poner una rosa al lado de la mesa, te hubiera comprado un par de regalices negros porque sé que te encantan.

Te llevaría hasta esa mesa de mi imaginación con los ojos tapados con mis propias manos y te hubiera pedido que no les abrieras porque sabría de sobra que podrías ver todo entre mis dedos... y al llegar, retiraría mis manos y gritaría "¡Felicidades!" para después pintar con mis labios una sonrisa inconsciente de total felicidad. Te sentarías asombrado y riéndote por el detalle de los regalices, y yo me sentaría a tu lado, te desayunaría con mil besos y te miraría mientras tú desayunaras, después, el resto.

Sé que nunca habrá desayunos de esos, sé que nunca fui merecedora de ello. Pero has de saber, Amor Soñado, que de sueños vive esta nube y que aunque los sueños sólo sean eso, sueños, de verdad aquí dentro siguen esos sentimientos por ti y te puedo asegurar que esos no son sueños, que existen y se dejan ver (cuándo más, cuándo menos) siempre por aquí. Hoy, yo sólo quería decirte: Feliz Cumpleaños, amor.

Con nostalgia,
una Nube.

lunes, 26 de abril de 2010

Volar

- ¿Quién es? - preguntó el chico curioso
- No es nadie a quien puedas alcanzar - le dijo su amigo.
- Y tú, ¿cómo lo sabes?
- ¿Bromeas? Es un alma destinada a la soledad, siempre flota en el cielo y cuando toca el suelo sólo es para coger impulso y lanzarse de nuevo al vacío.
- ¿Sí?, pues entonces volaré con ella.

jueves, 22 de abril de 2010

Grietas

Se ha roto la magia y lo ha hecho sin avisar. No es que ya no me importes, es sólo que ya me harté hasta de mi misma. Me he cansado de soportarme cada día. Me duele la cabeza, me gustaría gritar hasta quedarme sin voz para sacar todo lo que tengo dentro. He comenzado a ver que no se puede vivir de intenciones y que los hechos son los que realmente cuentan. Por fin comprendí, sin darme cuenta, que aunque por alguna extraña razón todavía no lo crea, tú no me necesitaste nunca ni me necesitarás en tu futuro: que no puedo cambiar el color de tus días y que a la vez que eso me duele también me alegra.

Cada día me tropiezo y me caigo... y me vuelvo a levantar. Al llegar la tarde me pesa el cansancio por todas partes y decido irme pronto a dormir para que el corazón no me estalle en un millón de pedazos. Por las mañanas me cuesta levantarme y entonces recuerdo que debo seguir sin ti, que debo convencerme de una vez de que yo no te hago falta (¿por qué me cuesta creerlo?) y que es así porque lo veo de Lunes a Viernes: ríes, bromeas... eres feliz y yo me alegro y a la vez la magia se hace añicos para mi al ver que volé sola por ese cielo. Entonces me levanto, y el dolor sigue aquí dentro y las grietas en el alma se abren paso hacia el fondo, y cada vez son más grandes y más profundas y las lágrimas se cuelan entre ellas... y calan cada milímetro de recuerdos.

Noto que las imágenes de ratos compartidos se alejan de mi mente, será que ya no quiero que regresen, será que prefiero guardarlas para siempre. No es que trate de pensar menos en ti, es que ya no lo hago de la misma forma: ya ves, será que es cierto eso de que no hay mal que cien años dure. No sé, quizá es sólo un engaño más que me regalo a mi misma. Si es así, lo acepto con desgana y me lo agradezco con una sonrisa a medias: es lo que quiero.

No pienso con rabia ni rencor, no... qué va. Igual tú piensas que sí porque cuando me cruzo contigo no te miro y mi rostro refleja absoluta seriedad. Soy consciente de que sólo actúo así contigo pero no tengo otra forma de protegerme, desconozco otra forma de luchar sin morir en el intento. No quiero que pienses que te odio, de veras, odiar es algo para lo que yo no sirvo. Si algún día tengo la oportunidad de decírtelo te lo diré: que no te odio, que yo por ti sólo sentí cosas buenas y que a medida que se van acabando lo hacen de forma limpia, sin dejar desperdicios. Si no tengo la oportunidad de decírtelo espero que tú mismo puedas llegar a saberlo: que aparentar frialdad es mi escudo contra mi misma. Y si no consigues descubrirlo... bueno, en realidad tampoco te importa así que me quedo tranquila.

¿Sabes qué es lo único que lamentaré no poder hacer? Felicitarte el día de tu cumpleaños... se acerca y ya ni siquiera te mandaré un mensaje felicitándote. Perdona si ese día piensas que por lo menos podía haberte deseado un "Feliz cumpleaños". Aunque no lo sepas, pensaré en ti todo ese día y nunca olvidaré que, cada 2 de Mayo, cumple un año más el único amor que he sentido.

lunes, 19 de abril de 2010

Cobarde

Miro tu foto y no puedo evitar sonreír. Siempre te gusta posar con caras raras, es una estupidez pero a mi me encanta, me gustaría poder hablarte para decirte "pero qué tonto eres..." y luego continuar riéndome mientras vuelves a poner esa cara en persona para mi.

Vuelvo a mirar tu foto y sé que nunca pondrás más caras graciosas para mi. Debería de dejar de inventarme situaciones en las que me gustaría verme junto a ti, compartiendo todo tipo de momentos. Pero no puedo.

Miro esa foto una vez más. Sonrío. Lloro. Me duele algo aquí dentro y tengo sentimientos que no puedo denominar con un solo nombre. Nostalgia, amor, días de sol, días de lluvia... Todo se mezcla como si lo hubiera metido en un lavadora que gira, gira, gira... y nunca deja de girar. Quizá haya pasado bastante tiempo en las nubes y deba bajar un rato a la realidad, para no perder el norte, para no olvidar que debo luchar por seguir bien. Pero no sé si quiero bajar. Tengo miedo. Desde aquí todo se me hace más sencillo porque vivo de recuerdos, no te puedo tocar, no te puedo oler, sé que no te veré... y si bajo, si bajo sé que voy a estar esperando todos esos momentos como agua de mayo y a la vez viviendolo como si llegara en cualquier instante la hora del juicio final.

Tengo miedo y es ridículo: te temo y, al mismo tiempo, sigo pensando en ti como mi única salvación, como si pudiera regresar a alguno de aquellos días en que te tenía más cerca y pudiera pedirte ese abrazo que nunca me atreví a pedir, por miedo aquella vez a que salieras corriendo. Tengo miedo porque sigo sintiendo que mi lugar está junto a ti y a la vez no puedo obviar que tú no guardas ese sitio para mi. Desamparada. Sigo mi camino y te veo desde todos lados y quiero correr hacia a ti, pero tú no me conoces así que sigues con el rostro serio y tus brazos no me quieren dar la bienvenida. Seguiré caminando, te seguiré observando a cada paso, deseando correr hacia a ti, deseando que tus ojos se encuentren con los míos y me sonrías mientras me extiendes los brazos con alegría.

Sí, lo sé, debería de dejar de inventarme situaciones en las que me gustaría verme junto a ti pero no puedo.

viernes, 9 de abril de 2010

Mis amigas, la vida y yo

Tengo una amiga que dice que todo acaba cayendo en el olvido y que es lógico porque es imposible recordar a todas las personas, todos los sentimientos, todos los pensamientos y todos los recuerdos para siempre. Tengo otra amiga que no tiene ninguna agenda ni libreta donde apuntar las tareas o recados que debe hacer, dice que ella lo memoriza todo y no lo olvida: incluso números de teléfono que sólo tienen la utilidad para un día, si le preguntas al cabo de una semana lo sigue recordando. Cariñosamente yo siempre la digo que es mi agenda y es que en muchas ocasiones si no hubiera sido por ella no hubiera sabido a qué hora tenía clase ni de qué asignatura ni en qué aula tocaba esa semana.

Las dos me conocen bastante bien y cuando las he necesitado han estado ahí. Siempre he escuchado sus consejos y yo he tomado, después, mis propias decisiones. Cada una al final me ha dado el mismo mensaje pero son las pequeñas diferencias entre un planteamiento y otro las que al final hacen que, en base a lo que pienso yo, me decante por seguir un camino u otro. Puedo decir que, en general, me parecen consejos más objetivos y menos egoístas los que me da la primera. Sin embargo, escuchar la opinión de mi "agenda", aún no estando de acuerdo con ella en los puntos que considero claves y que marcan a cada persona, siempre me resulta reconfortante a la vez que un poco crispante...

Creo que escuchar esas disconformidades hacen que mis puntos claves se afiancen más en mi. Por ejemplo: ella opina que lo mejor  para olvidar a alguien es encontrarle un sustituto pero yo no puedo evitar pensar que eso es un grave error, de hecho me parece que (vale sí quizá sea el modo más fácil y rápido de hacerlo), es una actitud cobarde de enfrentarse a las cosas, es más fácil enmascararnos las heridas para fingir que no están pero creo que si se tapan nunca se curarán de verdad... siempre quedará ese resquemor  y yo no quiero eso: yo quiero una curación de verdad, completa, que aún quedando la marca al mirarla no me duela, es más, que el día de mañana pueda admirar el modo en cómo cicatrizó y me sienta orgullosa de tenerla.

Ella ahora es feliz porque ha encontrado el amor pero hará ya casi un año lo pasó muy mal por un chico al que quiso y no le correspondía... yo, por supuesto, estuve ahí para escucharla y hacerla comprender que el dolor en la vida es normal y no hay que temerle, ¡claro que nadie quiere sentirlo! pero es precisamente el dolor una de las cosas con las que más se aprende: no hay que esconderlo, hay que cogerlo, conocerle y después quedarse sólo con la experiencia. Sólo así, de forma sana, una mañana cualquiera al despertar veremos que el dolor fue necesario y como vino se marchó y no sentiremos pena por lo que no fue, sino alegría por lo que eso creó en nuestro interior.

Ella, mi loca "agenda", cuando habla de aquél chico (que a la vez es amigo común de las dos) no puede evitar mostrar en sus palabras y en sus gestos el rencor por el dolor y eso, a mi, me apena. No es capaz de reconocer que, evidentemente, perdió su imparcialidad con nuestro amigo: ya no recuerda todos los buenos ratos de risas y confidencias con un amigo, sólo guarda rencor, desprecio... malos sentimientos que nadie desea sentir...pero ella escogió su camino y eligió odiar para olvidar... odiar... y eso,  para mi no está bien, pero a ella sin embargo no le importó (ni la importa) porque en ese momento sólo pensó en ella: ella, ella y después ella. Y yo no estoy diciendo que no haya que pensar en uno mismo porque creo que nunca hay que olvidarse de uno mismo (eso es esencial), pero no hay que cerrarse al resto y pensar que somos dueños del máximo grado de sufrimiento, además de ser un craso error, es egoísta.

No se paró a pensar ni un sólo momento en que él nunca dejó de ser su amigo, que siempre fue una gran compañía y que nunca quiso dejar de serlo ni que ella sufriera. Él no lo hizo mal, de hecho, creo que mi amiga no supo valorar (ni sabe) que él la trató de forma intachable: siempre atento, siempre con cuidado, siempre pendiente de cómo se encontraba ella cada mañana, siempre ahí...Y yo se lo he dicho a ella y a él, y ella sigue con su rabia camuflada y él... dejó de ser su amigo.

Y yo no busco, ni busqué nunca a nadie. Las personas llegan a nuestra vida sin tener opción a elegir y suceden cosas, alegrías y tristezas, que nunca deben restar en la cuenta final del día, sino sumar y hacer crecer poco a poco nuestro propio fondo. Y yo, no me considero mejor ni peor que nadie, sé lo que valgo y sé que es mucho, y sé lo que vale el resto y sé, que aún con defectos, es mucho. Y yo, sé que el olvido es inevitable y que tampoco se van todos los recuerdos, que al final quedarán sólo los buenos y no siento dolor por lo que no fue sino alegría y agradecimiento por lo que eso me ha enseñado.

domingo, 28 de marzo de 2010

Volver la vista

¿Dónde estás? - silencio- ¿Dónde estás?...Sé que existes, aunque todavía no te conozca, sé que me esperas igual que yo te espero a ti. ¿Por qué no dejamos de perder el tiempo y comenzamos nuestra historia? Quiero que entres en mi vida, que ilumines de nuevo mi cielo y que el invierno desaparezca de mi recuerdo. No sé dónde estás, pero hoy me gustaría abrazarte y decirte que yo también te quiero... - silencio- Sólo dime, por favor, cuándo vas a venir a rescatarme...quizá cuando olvide el amor que todavía duele, quizá no consiga olvidarle nunca y entonces... yo me pierda para siempre entre lo que no me correspondía y lo que dejé escapar por no saber mirar. No quiero que me pase eso, no quiero quedarme vagando en el vacío, no quiero condenarme a una vida sin ti, no quiero condenarte a una vida sin mi... por favor, si tú me ves antes que yo a ti, acércate, coge mi mano y no la sueltes nunca porque quizá así, con tu calor, vuelva la vista a ti y sepa que por fin llegué a casa: ese amor que dejará de ser desconocido.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Caminando

No ha sido un mal día: ha sido un día como esos que ahora me parecen lejanos y sin embargo no son de hace tanto. Hace un año un día como el de hoy me hubiera parecido un buen día, un día de provecho, pero hoy sólo me parece que no ha estado mal: ahora sólo veo este tipo de días como incompletos. Me falta algo, me faltas tú.

Camino por las horas sin reparar en ellas. Cuando paro de pensar en el trabajo que estoy haciendo pienso en tí, en si te irá bien, si andarás muy agobiado con el millón de prácticas y trabajos que mandan los profesores creyendo que su asignatura es la única. Me gustaría en esos momentos charlar un rato contigo, perderme en tus ojos, tomar un café y comentar todas esas anécdotas divertidas que surgen cada día y que consiguen sacarte una sonrisa (y entonces tú consigues sacarme otra).

Pero no puedo limitarme sólo a eso, sé que no puedo. Me gustaría pero a mi no me puedo engañar y sé que yo siempre querría más, y más, y más.... y volvería a convertirme en el problema: yo soy el problema. Nunca podremos ser amigos, nunca, nunca... y nunca sabrás lo mucho que lo lamento.

Entonces es cuando vuelvo a doblegarme ante mi misma y me obligo a apartarte de mi mente, borrar esa escena que creé con una mesa y dos sillas enfrente, borrar la sonrisa que ya tenía otra vez dibujada y en su lugar pintarme otra vez la tristeza en la mirada y el brillo de las lágrimas que quieren salir pero que impido que lo hagan.

Es mejor así, es mejor que me limite a pensar que eres feliz y que ya no te acuerdas de mi. Es mejor así, dejar que el tiempo difumine tu rostro, tapar tu olor de almendras dulces, guardar en el fondo de los recuerdos tus lunares y pensar que cada día que pasa nos acercamos más a ser unos extraños, hasta que una mañana apenas recuerde que, tú para mi, una vez te llamaste amor.

sábado, 20 de marzo de 2010

Otro día más

Cuando vemos sufrir a un amigo, cuando le vemos llorar apenado, para mostrarle nuestro apoyo y nuestro afecto siempre decimos que le entendemos. Mentimos, mentimos sin saberlo. No se puede entender el dolor ajeno, por mucho que queramos ponernos en el lugar del otro no podemos porque, simplemente, cada persona es un mundo y los sentimientos se sufren de maneras distintas. Una vez, ya no recuerdo con qué amiga, yo dije "Te entiendo" y ella me dijo que no, que eso era imposible.

Aunque en principio parezca una tontería, no lo es. Mi amiga estaba en lo cierto y su frase me hizo reflexionar en su momento sobre la gravedad de esas palabras, sobre el atrevimiento y la ofensa que suponen en la persona que se somete a su duelo. Nunca más volví a decir aquellas palabras, por respeto.

Y ahora estoy aquí, atravesando un mal momento personal y todavía nadie me ha dicho "Te entiendo" y yo, lo agradezco. Me basta con tener ahí a mis amigos, quedar con ellos todas las semanas para charlar y reír. Soy consciente de que si no fuera por ellos esto no sería lo mismo, sin duda me hundiría sin opciones de salir a flote. Pero, afortunadamente, no estoy sola: cuento con ellos y ellos cuentan conmigo.

Ya han pasado varios días desde el adiós definitivo, pero a mi se me ha hecho como si hubieran pasado varios años. Me gustaría tanto poder dejar de sentir todo una y otra vez... me da rabia no conseguir desprenderme ya mismo de todos los sentimientos y de todos los recuerdos. Ahora sólo quiero eso, sólo necesito eso: pasar página, no pensar, no recordar, no sentir, abandonar esa parte de mi que descubrí y que lamentablemente no puede seguir aquí, no sin hacerme daño constantemente.

Cuatro días desde que vi sus ojos mirándome (antes de esconderse tras unas gafas de sol), cuatro días para olvidar... y los que vendrán. Pienso en ello, en todo lo que me queda por soportar y me gustaría volver de nuevo a mi habitación, bajar la persiana y meterme en la cama hasta que otro día (porque hoy no) salga el sol. Un dolor se afianza en mi garganta, un nudo que se hace de metal. Me calla y me ahoga por dentro. Me permito (como siempre) llorar exclusivamente a escondidas: cuando escucho canciones de despedidas, cuando escribo aquí algunas líneas... y las lágrimas que salen ardiendo de mi interior, a la vez aflojan un poco el nudo que minuto a minuto a lo largo del día se hace más fuerte, más doloroso.

Sé que es feliz, que está bien, que habrá salido ayer (y quizá hoy también) y lo habrá pasado bien. Sé que habrá encontrado otros oídos que le escuchen, otros ojos que brillen por él y seguramente los suyos brillen por ella. Algo en mi me dice que lo único que siente por mi es pena y eso a mi me mata porque yo no quiero su compasión, antes prefiero que me odie; algo me dice que desde el Martes no ha vuelto a pensar en mi (ni volverá a hacerlo), que no le ha dolido mi partida y que se siente liberado y con ganas de sonreír. Algo me dice que está soñando (ojalá no se despierte) y que si no ha pasado ya, pronto compartirá abrazos y besos, y... amor: miradas, roces, olores, latidos acelerados...

No consigo entender por qué la vida nos maneja de esta forma muchas veces, no consigo entender por qué tiene que existir el sufrimiento, ¿por qué existe el amor?. No lo entiendo, y como no lo entiendo, hoy no consigo avanzar. Supongo que hoy es otro día para olvidar, otro más...

jueves, 25 de febrero de 2010

Segunda carta para un Amor Soñado

Querido Amor Soñado:

Todo parece seguir con normalidad por aquí, en esta nube en la que habito. En clase, aún estando dos filas por detrás de ti, puedo percibir tu olor y eso le duele a mi corazón: cierro los ojos por un segundo en el que siento un millón de espinas clavarse a la vez, aquí dentro, y me ordeno abrirlos de nuevo y centrarme en seguir el ritmo de mis apuntes, mirar mis propias palabras una y otra vez con la intención de olvidar que estás a escasos metros de mi... Amor Soñado, no sospechas nada de esto porque como ahora tengo yo el mando sin apenas intenvención de mi compañera, muestro normalidad aparente en mi rostro y en mi comportamiento hacia el resto de la gente,... y hacia a ti.

Hoy, no te he saludado. No porque no quisiera (ojalá dejara de desearlo tanto este corazón) sino porque nuestras miradas no se han cruzado, cosas del destino, ya ves. Pienso que nuestras miradas no deberían cruzarse nunca más porque así no sufriría tanto recordando tiempos mejores, tiempos felices que viví junto a un corazón que me convenció para que le dejara dominar la situación. No... ¿cómo puedes decir eso? - Dice (horrorizada) ella. La pobre todavía te necesita... siento lástima, porque sinceramente creo que no se merece tanto dolor... y yo tampoco merezco ser la única voz cantante de esta nube, yo... la necesito a ella y por ti, Amor Soñado, ahora sólo la siento a medias, no la siento cerca.

Quiero que sepas, Amor Soñado, que el vacío se está haciendo dueño de los sentimientos que te dedicaba cada día, cada hora, cada segundo... en cada sitio. Debes saber también, que no albergo sentimientos "malos" como el odio o el rencor, no: lo único que guardo y que estoy creando son sensaciones. Sensaciones como el haberlo intentado, el haber hecho todo lo que pude y lo mejor que supe hacerlo. Eso me tranquiliza y me llena de paz (y de impotencia). No te odio, ni yo ni este corazón que ahora calla; de hecho, ella siente que siempre te querrá.

Eso a mi no me gusta, pero no puedo hacer nada contra esos sentimientos que le quedan... y a mi, sólo me queda controlarla, y mantenerla alejada de ti; porque sé, que si no lo hago, puede volver a encantarme con su amor.. con su amor hacia ti, Amor Soñado, y ya no lo voy a permitir. No voy a consentir que cometa el mismo error por tercera vez, no... una vez está bien (eso le puede pasar a cualquiera), dos es pasable (¿quién no sueña con una segunda oportunidad?), pero tres... la culpa ya sería totalmente mía y no quiero cargar yo también con ese peso, bastante tengo (tenemos) con lo que sufre ella... Me despido por ahora, Amor Soñado, si me lo permites, con una promesa para mi compañera: Te prometo corazón que yo cuidaré de ti, como tú siempre quisiste cuidar de él.

Con nostalgia,
una Nube.

martes, 23 de febrero de 2010

Carta para un Amor Soñado

Querido Amor Soñado:

Hoy el cielo está cubierto de nubes grises, aunque los rayos de sol consiguen atravesarlas a ratos. El viento sopla fuerte en la calle, su sonido me llega traducido en un leve tintineo de la persiana de mi cuarto. Esta carta no la escribe un corazón, como cabría de esperar y como quizá tú pudieras imaginar (si conocieras de la existencia de esta carta). Hoy, escribo yo: la razón. Quiero que sepas, Amor Soñado, que actualmente estoy al mando de esta nube, mi compañera (mi corazón) no puede hablar y me ha dejado ser portavoz de lo que me transmite.

Puedo notar cómo sufre, aunque estoy asombrada de lo fuerte que está demostrando ser: durante la mayor parte del día apenas puedo percibirla, salvo en momentos puntuales en los que nos quedamos solas. En esos momentos puedo sentir el mayor dolor del mundo, el de un corazón que tirita lágrimas congeladas que al caer al suelo se rompen en un millón de cristales. Cada uno de estos cristales brillan con el reflejo de recuerdos amargos que un día fueron horas dulces. Llora. -Le susurro suavemente.  No. - Contesta temblando.  No llores. - Le suplico cuando los espasmos aumentan el ritmo señalando una nueva tormenta de lágrimas de hielo.  Lo necesito. - Dice apenas sin voz... y entonces, comienza la desolación.

De momento estoy controlando bien (creo) ciertas situaciones, como compartir el mismo aire durante una hora interminable de clase o saludarte mostrando normalidad, como si el sol acompañara a cada segundo este cuerpo. Lo estoy haciendo así porque como razón que soy, no puedo permitirme (ni quiero) caminar por mi vida como alma en pena que no ve salida ni solución a una condena que no sabe si merece o no, aunque en realidad sea así: que el corazón con el que convivo se sienta así....

Amor Soñado, no puedo compartir tu opinión de que haya ganado algo pero sí puedo decir que he aprendido cosas y todo gracias a ti... No llores, no llores... - De nuevo se deja sentir el dolor. Amar puede convertirse en una necesidad vital, como respirar, si consigues sentirlo; pero, a la vez, amar duele y es ese mismo dolor el que te ata más fuerte a ese amor... porque, como bien dice una gran canción "si no puede hacerte daño, no te hará feliz". Precisamente lo que nos hace feliz es lo que más nos duele, porque cuando sentimos que lo podemos perder o que se nos escapa de las manos sin poder retenerlo somos infelices: en ese punto se hace patente la necesidad por el otro, por ese amor... por ti, mi Amor Soñado.

Hay tantas cosas que quiere dejar aquí escritas este corazón que me acompaña y al que acompaño... tantas... pero tengo que establecer límites y repartir sus recuerdos para que vayan cicatrizando bien, despacio, para que después no se abran las heridas. Otro día, escribiré otra carta para ti, Amor Soñado. Otra carta escrita por mi, otra carta con recuerdos entre líneas, otra carta... para ir curando heridas.

Con nostalgia,
una Nube.