jueves, 22 de abril de 2010

Grietas

Se ha roto la magia y lo ha hecho sin avisar. No es que ya no me importes, es sólo que ya me harté hasta de mi misma. Me he cansado de soportarme cada día. Me duele la cabeza, me gustaría gritar hasta quedarme sin voz para sacar todo lo que tengo dentro. He comenzado a ver que no se puede vivir de intenciones y que los hechos son los que realmente cuentan. Por fin comprendí, sin darme cuenta, que aunque por alguna extraña razón todavía no lo crea, tú no me necesitaste nunca ni me necesitarás en tu futuro: que no puedo cambiar el color de tus días y que a la vez que eso me duele también me alegra.

Cada día me tropiezo y me caigo... y me vuelvo a levantar. Al llegar la tarde me pesa el cansancio por todas partes y decido irme pronto a dormir para que el corazón no me estalle en un millón de pedazos. Por las mañanas me cuesta levantarme y entonces recuerdo que debo seguir sin ti, que debo convencerme de una vez de que yo no te hago falta (¿por qué me cuesta creerlo?) y que es así porque lo veo de Lunes a Viernes: ríes, bromeas... eres feliz y yo me alegro y a la vez la magia se hace añicos para mi al ver que volé sola por ese cielo. Entonces me levanto, y el dolor sigue aquí dentro y las grietas en el alma se abren paso hacia el fondo, y cada vez son más grandes y más profundas y las lágrimas se cuelan entre ellas... y calan cada milímetro de recuerdos.

Noto que las imágenes de ratos compartidos se alejan de mi mente, será que ya no quiero que regresen, será que prefiero guardarlas para siempre. No es que trate de pensar menos en ti, es que ya no lo hago de la misma forma: ya ves, será que es cierto eso de que no hay mal que cien años dure. No sé, quizá es sólo un engaño más que me regalo a mi misma. Si es así, lo acepto con desgana y me lo agradezco con una sonrisa a medias: es lo que quiero.

No pienso con rabia ni rencor, no... qué va. Igual tú piensas que sí porque cuando me cruzo contigo no te miro y mi rostro refleja absoluta seriedad. Soy consciente de que sólo actúo así contigo pero no tengo otra forma de protegerme, desconozco otra forma de luchar sin morir en el intento. No quiero que pienses que te odio, de veras, odiar es algo para lo que yo no sirvo. Si algún día tengo la oportunidad de decírtelo te lo diré: que no te odio, que yo por ti sólo sentí cosas buenas y que a medida que se van acabando lo hacen de forma limpia, sin dejar desperdicios. Si no tengo la oportunidad de decírtelo espero que tú mismo puedas llegar a saberlo: que aparentar frialdad es mi escudo contra mi misma. Y si no consigues descubrirlo... bueno, en realidad tampoco te importa así que me quedo tranquila.

¿Sabes qué es lo único que lamentaré no poder hacer? Felicitarte el día de tu cumpleaños... se acerca y ya ni siquiera te mandaré un mensaje felicitándote. Perdona si ese día piensas que por lo menos podía haberte deseado un "Feliz cumpleaños". Aunque no lo sepas, pensaré en ti todo ese día y nunca olvidaré que, cada 2 de Mayo, cumple un año más el único amor que he sentido.

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