lunes, 19 de abril de 2010

Cobarde

Miro tu foto y no puedo evitar sonreír. Siempre te gusta posar con caras raras, es una estupidez pero a mi me encanta, me gustaría poder hablarte para decirte "pero qué tonto eres..." y luego continuar riéndome mientras vuelves a poner esa cara en persona para mi.

Vuelvo a mirar tu foto y sé que nunca pondrás más caras graciosas para mi. Debería de dejar de inventarme situaciones en las que me gustaría verme junto a ti, compartiendo todo tipo de momentos. Pero no puedo.

Miro esa foto una vez más. Sonrío. Lloro. Me duele algo aquí dentro y tengo sentimientos que no puedo denominar con un solo nombre. Nostalgia, amor, días de sol, días de lluvia... Todo se mezcla como si lo hubiera metido en un lavadora que gira, gira, gira... y nunca deja de girar. Quizá haya pasado bastante tiempo en las nubes y deba bajar un rato a la realidad, para no perder el norte, para no olvidar que debo luchar por seguir bien. Pero no sé si quiero bajar. Tengo miedo. Desde aquí todo se me hace más sencillo porque vivo de recuerdos, no te puedo tocar, no te puedo oler, sé que no te veré... y si bajo, si bajo sé que voy a estar esperando todos esos momentos como agua de mayo y a la vez viviendolo como si llegara en cualquier instante la hora del juicio final.

Tengo miedo y es ridículo: te temo y, al mismo tiempo, sigo pensando en ti como mi única salvación, como si pudiera regresar a alguno de aquellos días en que te tenía más cerca y pudiera pedirte ese abrazo que nunca me atreví a pedir, por miedo aquella vez a que salieras corriendo. Tengo miedo porque sigo sintiendo que mi lugar está junto a ti y a la vez no puedo obviar que tú no guardas ese sitio para mi. Desamparada. Sigo mi camino y te veo desde todos lados y quiero correr hacia a ti, pero tú no me conoces así que sigues con el rostro serio y tus brazos no me quieren dar la bienvenida. Seguiré caminando, te seguiré observando a cada paso, deseando correr hacia a ti, deseando que tus ojos se encuentren con los míos y me sonrías mientras me extiendes los brazos con alegría.

Sí, lo sé, debería de dejar de inventarme situaciones en las que me gustaría verme junto a ti pero no puedo.

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