viernes, 24 de junio de 2011

Quien era

Ya no queda nada, ni siquiera un pequeño rastro. Las sonrisas abrieron la ventana y saltaron al vacío. La ilusión se apeó de mi coche, al parar en un semáforo, la oí gritarme algo mientras se alejaba corriendo pero no entendí lo que dijo. Desde entonces no soporto el ruido del tráfico. Ese mismo día, la esperanza se suicidó en mi cama, dejó una nota antes de terminar con todo:
" Sé que sufrirás sin mi pero te pido que hagas el esfuerzo de entenderme, quizá agoté todos mis pasos demasiado rápido pero sabes bien como soy y que no puedo cambiar, es demasiado tarde. Siento mucho tener que hacer esto pero ya no puedo más. Lo he intentado hasta el último segundo, quédate con eso por favor, y no me guardes rencor por haberme rendido. Siempre hubo vencedores y vencidos, ¿no? 
Cuídate y no pienses más en mi, será más fácil."
Y así, las sonrisas de la gente me empezaron a resultar cada vez más extrañas, comencé a odiar la ilusión en otros y  me volví una envidiosa empedernida de la esperanza que asomaba en todos los ojos entraños.

2 comentarios:

  1. O_o madre mía, a pesar de lo triste que es esto me ha parecido... bonito (a veces me planteo si no seré bipolar xDD)tristemente bonito se podría decir.
    Un beso! =)

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  2. Entonces la esperanza si muere?

    :( malas noticias.

    Saludos!

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