sábado, 19 de junio de 2010

Aquel Jueves de Junio

Lily se despertó como de costumbre, con los leves y suaves meneos que le hacía siempre su madre. Después de recibir mil quinientos setenta y tres besos y abrazos de sus padres y hermanos, Lily fue dando saltos hacia la cocina para desayunar. Se paró de pronto y su pequeña boca se abrió, por la sorpresa, todo lo que le permitían sus rosadas mejillas.

En la mesa todo estaba perfectamente colocado. Una enorme jarra de zumo de piña, otra de leche caliente, mermelada de arándanos, rebanadas de pan recién horneado, macedonia de melocotón, nectarina, uva y guinda. Todo estaba pensado esa mañana para complacerla y no faltaba nada, ni siquiera sus galletas favoritas: esas con forma de nube y sabor a naranja.

- ¡Felicidades! - gritaron al unísono todos detrás de ella

Lily se sentó corriendo en su silla de siempre, y el resto la siguió, comenzando así a degustar aquel festín mañanero. La comida estaba tan rica en su boca como aparentaba estar a la vista y la mezcla de aromas les sumergió en un ambiente de afecto y camaradería que hizo que sus tiempos se parasen para sincronizarse.

Más tarde, cuando Lily entró aquel día en clase, con el sol a su espalda, todos sus compañeros la felicitaron, porque en el calendario que tenían colgado de la pared estaba escrito su nombre con letras amarillas. Ella les dio las gracias regalándoles, con su gran sonrisa, destellos de felicidad. Cuando se sentó en su pupitre, Max, a su lado, le preguntó:

- ¿Y qué te han regalado?
- ¡Mi desayuno favorito! - dijo ella emocionándose al recordar cada imagen de nuevo
- Eso no puede ser un regalo - contestó Max arrugando la nariz - a mi por mi cumpleaños me compraron un scalextric
- ¡Qué chachi!, ¿y juegas mucho con él? - preguntó Lily curiosa
- No... - respondió Max agachando la cabeza- mis papás no tienen tiempo para jugar conmigo

Max pensó en el regalo que le habían hecho a Lily por su cumpleaños y sintió envidia de la niña. Él nunca tuvo el día de su cumpleaños algo tan sencillo y valioso como su desayuno favorito.

- Te cambio mi regalo por el tuyo- dijo el niño
- Yo no quiero cambiar mi regalo - dijo Lily - pero si no te gusta el tuyo y quieres uno nuevo, puedes venir luego a comer a mi casa. Hoy habrá espaguettis, con tomate hecho por mi mami, y de postre tarta y helado de limón.
- Mmm... ¡qué rico! - dijo Max mientras se le hacía la boca agua - ¿de verdad puedo ir?
- ¡Pues claro!, todo el mundo se merece tener un regalo que le guste.

2 comentarios:

  1. Sí: "Todo el mundo se merece un regalo que les guste"

    Me encanta Lily!!

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  2. oh!! adoro a esa niña en serio ^^ me parece tan, tan dulce n__n
    Un beso! =)

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