viernes, 5 de febrero de 2010

Escribiendo mi camino

¿Qué va a ser de nosotros dentro de diez años?¿y dentro de cinco?¿de uno?¿dentro de seis meses?. Siempre que me he planteado estas cuestiones, aunque la inquietud durase quince minutos, ha sido en épocas importantes de mi vida: puntos de inflexión, cuando el camino de repente parece llegar a un cruce y hay que elegir una dirección de todas las que encuentras para seguir caminando.

Mi primer recuerdo de incertidumbre se remonta a la transición entre primaria-secundaria, cuando a nivel personal experimenté un cambio grande: tomar las riendas de mis propias decisiones y de querer escoger mi propio camino. Nuevas amistades, o mejor dicho, amistades de verdad. Dejar atrás mi "yo" tímido, infantil y silencioso... dejar atrás gente disfrazada de amistad, con orejas de lobo y cuchillos escondidos en la espalda. Sí, ahí empecé a ser yo: levantar la cabeza y ver que mi vida podía ser lo que yo quisiera, y así lo hice. Nunca olvidaré ese cambio, ni el antes ni el después: todo me ha enseñado a vivir, y aunque ya no conservo aquellas amistades (amistades que fueron de verdad) no puedo hacer más que agradecerle a la vida ese brindis que compartió conmigo.

La siguiente encrucijada fue el paso a la universidad, dudas del estilo: ¿haré bien en escoger esto?¿y si no es lo mio?¿si no me gusta y me va mal qué hago?¿seré una fracasada?..es más, ¿decepcionaré a la gente si fracaso?¿qué va a pasar conmigo?¿realmente me veo en un futuro?. Escogí guiándome por un sinfín de cosas, los motivos quizá pesaban poco, pero sumados eran un torrente de energía que permití que me arrastrara hacia donde quisiera. Descaro, valentía, miedo y a la vez intriga por lo desconocido, intuición, confianza en mí misma, horizontes nuevos... Sí, recuerdo todas esas sensaciones: pensar que no era capaz y que me venía grande, a la vez que no había nada a lo que no me pudiera enfrentar y conseguir, que podía con ello. Y aquí estoy, terminando como quien dice...

Ahora echo la vista atrás y me parece que fue ayer cuando entraba a una clase gigante en mi memoria, abarrotada de gente desconocida y me sentaba cerca de la puerta:  para que a la gente no le diera tiempo de ver el nerviosismo reflejado en mi caminar. Me río recordándolo... entonces no me imaginaba todo lo que cambiaría mi vida... y no me arrepiento de este camino, le debo mucho a la vida por esta experiencia, de nuevo, tanto lo bueno como lo malo.

Tuve otra época que no puedo considerar quizá del todo incertidumbre... pero que merece mención. Fue una época en la que también, como persona, conocí una parte muy importante de mi: sufrir de verdad, sufrir con el corazón y con todo mi yo. Crecí a nivel personal gracias al dolor, y al tiempo, me volví más pequeña... más llorona, más impulsiva... dejé que mis sentimientos salieran más a menudo a la superficie: me lo pedían y yo no se lo podía negar. Y desde entonces, creo que soy yo: por segunda vez era consciente de mi y de lo que guardo, lo que puedo compartir... que lo que realmente quiero para guiarme es estar bien conmigo misma, en paz, no arrepentirme de nada. Ser yo: con lo bueno y con lo malo.

La última (de momento) ha sido el pasado invierno. Han sido los meses más oscuros que he pasado nunca, su dolor sólo es comparable a la anterior: a sufrir de verdad, sufrir con el corazón y con todo mi yo. Al igual que antes he crecido a nivel personal (creo) gracias al dolor, y al tiempo, me he vuelto todavía un poco más pequeña... Pero esta vez ha tenido más peso la parte de mi que ha crecido: he ganado paciencia conmigo misma, he ganado más amor hacia mí, más admiración, más constancia para seguir ante los golpes de la vida... más miedo a perder (porque he tocado el fondo y no quiero volver)... pero este miedo es superable por los reproches que pueda echarme a mi misma... Una encrucijada mezclada por nuevos horizontes: terminar la carrera y comenzar a trabajar (de nuevo dudas y miedo sobre fracaso y decepciones), rendirme y dejarte escapar sin haberlo intentado...y perder así una nueva parte de mi misma que he conocido y que necesito.

Cuando comencé a escribir hoy, el cielo estaba pintado de gris, como yo; ahora el sol ha cogido fuerza y le ha limpiado, aunque sea Febrero, el cielo se ha transformado en azul de verano y le acompañan nubes de algodón: como yo...

1 comentario:

  1. Todo te hace más fuerte, y aunque crees que ya nada puede llevarte a seguir adelante..sigues. Claro que sigues..
    Brilla fuerte pequeña nube! Un besito :)

    ResponderEliminar