viernes, 9 de octubre de 2009

Dejarse llevar

La semana llega a su fin pero mi fin de semana ya ha comenzado. No sé muy bien cómo describir mi estado de ánimo: ahora, tranquilo. Se podría decir que es como una montaña rusa, hasta el Lunes iba (creo) más o menos bien; desde entonces hasta hoy de mal en peor. Enfrentarse a la rutina de las clases, el saber que él está cerca y no verle o verle de pasada me puede.

No puedo decir que me haya gustado mi semana, ha sido más bien un infierno para mí. Por las tardes he tenido la suerte de poder estar sola en casa y me ha servido para desahogarme: llorar...pensar... llorar... Una vez más siento que no puedo más. No se puede considerar una recaída porque en realidad no he llegado a salir, quizá sea pronto para eso si lo pienso bien, pero la verdad es que me he visto hundida de nuevo.

El mínimo fue ayer, cuando le mandé un sms al móvil para saber qué tal le iba. Por supuesto, me contestó y, aunque tardé, por supuesto, le contesté.. y lo hice con una disculpa por si le había molestado con los mensajes. ¿Qué estoy haciendo? Hoy tenía respuesta suya en Tuenti: me daba las gracias por seguir hablándole, se pensaba que pasaba de él "a muerte".

No: hoy he vuelto a ser sincera conmigo misma (aunque últimamente no hago otra cosa y lo hago por mi propio bien..). No puedo pasar de él, no puedo verle mal, no puedo quedarme callada y quieta ante esa situación y así se lo he hecho saber... ¿loca? sí, y de remate porque sigo sin saber qué es lo que estoy haciendo... bueno, una parte de mí sí lo sabe: dejarme llevar.

No tengo otra alternativa ni sé otro camino ahora mismo. Dejarse llevar. No sé si me estoy equivocando, no sé si así podré llegar a un sitio donde me sienta segura y donde a la vez pueda saber que él está bien y en caso contrario ayudarle hasta que él decida que no quiere más mi ayuda.

He podido ver con esto dónde se acaban mis límites: mis límites desaparecen si él no está bien. No es negociable, no lo discuto conmigo misma, no hay conflicto entre razón y corazón en este punto. Si le noto triste o decaído no hay cadenas que sujeten mi dolor, no hay palabras que tranquilicen mi agonía... Él es mi debilidad, mi secreto, mi dolor y mi alegría.

¿Para qué querer hacerme la fuerte conmigo misma si sé la verdad? Puedo intentar ocultarle al resto mis pensamientos, mis sentimientos.. que mi rostro no refleje mi tristeza y mi preocupación, pero no me lo puedo ocultar a mí misma. Yo decido, como siempre, y ahora decido dejarme llevar porque he intentado lo contrario y no tengo fuerzas de seguir por ese camino. Dicen que el corazón tiene argumentos que la razón no entiende; mi razón no es que no les entienda, es más, los comprende y los alimenta. En realidad, ¿qué hay de malo en desearle lo mejor como siempre he querido? ¿no sería egoísta por mi parte querer sacarle de mi vida sin motivos? nunca me ha mentido, nunca me ha deseado nada malo... no, no sería justo y no lo voy a hacer.

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