lunes, 5 de octubre de 2009

Querer sin querer

Querer sin querer: así es como debe ser el amor.

El amor, en todas sus variantes, debe llegarnos de forma natural, debe ser alegre, reconfortante, dulce.. Nos tiene que empujar cada día a salir adelante, a luchar. El amor da vida y nunca la quita; da ternura y cariño, y no pide nada; nos hace personas mejores, nos ayuda a comprender al prójimo, nos sirve para conocernos a nosotros mismos mejor. Es capaz de despertar sentimientos como la protección hacia el otro, apostar nuestra vida para salvar a esas personas si fuera necesario, quemarnos en el fuego sin pensarlo, caminar a ciegas dejándonos guiar exclusivamente por el corazón... Eso es el amor de verdad.

El amor no es obligación, no es trabajo ni sacrificio; el amor es como respirar: algo vital y que se da involuntariamente, como extender las manos ante una caída, o como cerrar los ojos al estornudar... un acto reflejo, algo grabado en nuestra naturaleza sin saber por qué ni cómo ni cuándo.

Comprender y hacerme ver ésto es lo único que me reconforta actualmente. No siento tristeza, siento nostalgia por un sueño que pensé que podía volverse realidad... pero la realidad que tanto anhelaba no se manifestó y por eso el dolor no puede durar por más tiempo conmigo. He de deshacerme de una pena sin sentido, una pena que no me pertenece y que nunca me perteneció. Si estás con más gente en un barco pero solamente remas tú, el barco no toma ningún rumbo.. gira sobre sí mismo.

No se debe sufrir por algo que nunca se tuvo, se debe sufrir por algo que nos de la vida sin quererlo: querer sin querer.

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