viernes, 2 de octubre de 2009

El día después

Hoy, 1 de Octubre de 2009 arranca este blog. No sé si pertenecerá a ese 90% de los blogs que desaparecen en menos de una semana, no garantizo nada, de hecho nada está garantizado en esta vida así que si fracaso también con este blog, por favor, que alguien me perdone la vida.

En realidad, creo que comienzo para evadirme un poco de mi situación actual, vamos, que sufro en primera persona eso que tan comúnmente se llama "mal de amores", y mal del de verdad, de ese que no es correspondido y además estamos mal los dos por ello...

Ayer fue el peor día, "el día" diría yo. Debió de verme realmente mal para saltarse la clase que tenía y venir a charlar conmigo. Fue una charla inesperada por la situación pero no por el contenido, en realidad no hizo más que confirmarme lo que ya venía yo internamente padeciendo: no ha surgido y no se puede hacer más. Quizá debería haber sido más fuerte, no haberme derrumbado y haber aguantado las lágrimas hasta poder marcharme y salvar algo de dignidad pero no fue así.

¿La tarde? Para mí perfecta, pude quedarme sola en casa y llorar todo lo que necesitaba cuando necesitaba sin necesidad de ocultarme de nadie... o bueno, de casi nadie mejor dicho. Mi hermana se enteró cuando llegué a casa al mediodía y cuando regresó de sus clases por la noche mi cara (mis ojos concretamente) le mostraron qué es lo que había hecho durante toda la tarde.

Me siento mal por ello, porque indirectamente ella lo sufre conmigo y lo último que quiero es que mis miserias salpiquen a la gente que quiero, por eso esta tarde creo que he conseguido avanzar un poco: a ratos fuerte, otros débil, enfadada conmigo misma y compadeciéndome, creyendo que me estaba bien empleado, odiándome, llorándome... y al final, viendo en mi mente una escena decisiva: mis dos yos, mi razón (objetiva, fría y fuerte) y mi corazón (emotivo, luchando por latir y débil); mis dos mitades: una en pie, la otra tirada por el suelo.

Así es, mi razón se compadece una vez más de mi corazón, le tiende la mano y le habla para restarle importancia al asunto y le anima diciéndole que no está solo que puede contar con ella como siempre han hecho. Mi corazón sigue con su duelo, no entiende por qué le pasan esas cosas... quisiera levantarse pero no tiene fuerzas para caminar, siente que le flaquean los ánimos rápidamente y vuelve a sumirse en su llanto.

Siempre he creído que mis dos partes, ahora separadas, han ido creciendo de la mano. Ahora lo creo sin lugar a dudas, ahora que no hay contacto entre ellas veo que las necesito a las dos, que no puede prevalecer una sobre la otra y eso se debe en parte a que ninguna quiere esa responsabilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario