domingo, 3 de enero de 2010

Año nuevo

Año nuevo, ¿vida nueva? es la pregunta que todos los años me hago y después me paro a pensar de vez en cuando si algo ha cambiado. Normalmente sí, las cosas cambian inevitablemente para bien o para mal, pero cambian. Cambiamos las personas, cambian los lugares en los que pasamos las horas de trabajo y ocio, cambian los sentimientos: a veces símplemente pasan a tomar otro valor como si cambiasen de una habitación de nuestro corazón a otra distinta, no tiene por qué ser peor ni mejor, pero pasan a otro estado.

Los sentimientos vagan por nosotros, nos acompañan en las noches de frío, en los días llenos de sonrisas, en las tardes en las que el calor del hogar nos acurruca y nos calma el corazón...

Los días son imprevisibles para los mortales, algunos te levantas con la sensación de no saber qué te espera, qué te depara la vida... otros sientes que lo tienes todo, que aunque fuera esté lloviendo hay sol en tu vida, esos días son los que buscamos todos, días en los que la felicidad tiene nuestro nombre.

Hay días en los que creo no necesitarte, en los que pienso que quizá mis sentimientos por ti ya se marchitaron sin darme cuenta y ya no hay ilusión ni dolor, que ya no hay nada. Otros, sin embargo, muero por dentro, apenas puedo contener las lágrimas que quieren salir sin saber por qué...que el nudo que hace tiempo que hay en mi garganta me ahoga como nunca y no lo puedo soltar. Hoy es uno de esos días y en realidad sí sé los motivos de tanto pesar: sigo necesitándote, sigo queriéndote, sigo llorando un amor que no se corresponde, sigo aquí, pensando en ti y no lo puedo evitar. Sigo regresando a mi nube.. Me susurro por dentro: "nube dulce nube"  y encuentro paz en esas palabras, de nuevo soy yo misma la única que me salva o por lo menos que lo intenta; esas dos partes de las que ya he hablado más veces aquí, esas dos mitades opuestas y a la vez idénticas, que se complementan y se necesitan como necesitamos el aire para respirar.

Sé que tú no me quieres, sé que no me necesitas, sé que un día te marcharás, sé que no te dolerá, sé que me olvidarás, sé... que yo sí te quiero, te necesito, te dejaré marchar, me dolerá y nunca te podré olvidar. Mientras tanto, te daré todo lo que siento aunque no sé si tendré tiempo suficiente para ello pero lo voy a intentar, te regalaré todos mis pensamientos y mis sentimientos llevarán tu nombre, hipotecaré mis noches y mis días con tus recuerdos: tu olor, tus lunares, tus ojos, tu sonrisa... prometo que nunca faltaré a mis pagos y que mis deseos se inspirarán en ti: deseo poder decirte algunas de estas cosas en algún momento, por tanto deseo encontrar momentos para hacerlo, deseo que me escuches con el corazón y que por un instante puedas entender el alcance de este deseo, deseo una oportunidad para conseguir tu corazón, deseo no desperdiciarla, deseo.... deseo que yo también sea tu deseo.

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