sábado, 23 de enero de 2010

Maquillaje nuevo

¿Tiene límite el sufrimiento? A veces me gustaría tener una respuesta que, por lo menos, se acercase algo a la acertada; pero ni siquiera tengo una respuesta.

Los límites, creo yo, vienen condicionados por la situación en la que nos veamos envueltos. Cuando estás en el fondo y no ves más que oscuridad piensas que ese tiene que ser el límite y vives ahí, con tu límite. En el fondo no hay ni un ápice de luz, ni oxígeno suficiente, tampoco hay nadie más que tú y tus sentimientos de dolor, miedo, desolación, desgana y tristeza... sobretodo tristeza.

El dolor se mitiga con las lágrimas, el miedo con la voz, la desolación con una mano amiga, la desgana con la presión de la rutina a la que no puedes escapar y la tristeza... la tristeza...¿a caso se puede aliviar?, la tristeza se puede maquillar y con un poco de experiencia se puede engañar fácilmente a los que están a nuestro alrededor. El maquillaje de mi tristeza sirve para no hacer daño con ella a mi familia y amigos más cercanos, pero a veces (como ahora), el maquillaje se acaba y hasta que no conseguimos fabricar más en medio de la oscuridad vamos con la cara libre de todo y es entonces, cuando nos sentimos desprotegidos... es curioso cómo el maquillaje nos puede engañar incluso a nosotros mismos... y volvemos a sentir la oscuridad en la piel, la ceguera en el futuro y la desilusión por no encontrar esperanza alguna.

Pero el maquillaje no es del todo malo, con él podemos afrontar mejor las mañanas, salir a la calle y enfrentarse a los obligaciones del día a día. Y así, maquillados incluso para nosotros mismos conseguimos avanzar un poco y alejarnos del fondo. Podemos encontrar en este proceso momentos de felicidad que nos llevan a pensar que por fin hemos conseguido salir a la superficie pero debemos tener cuidado porque del fondo no se sale ni tan rápido ni de manera tan fácil...

Es en esos momentos en los que somos más frágiles, nos sentimos fuertes y confiados, pensamos que el horizonte empieza a clarear y esa sensación  hace que un día, se nos olvide ponernos el maquillaje... y es entonces, entonces... cuando no vemos más que ausencia de luz y nos damos cuenta de que seguimos en el túnel y nos quedamos paralizados (otra vez), aturdidos y sin saber hacia dónde ir. De repente hemos perdido el norte que creíamos tener, el pánico asoma a nuestra mirada y nuestra voz se queda muda. No te puedes ver pero sí puedes imaginar cuál es la expresión de tu rostro: miedo, ganas de llorar, de gritar, ganas de encontrar una mano que te ayude en medio de tanta desolación... pero solo estás tú y tus sentimientos...al descubierto de nuevo.

Cuando pasas el estado de shock recuperas la voz, y las lágrimas llegan a tus ojos sin avisar, no importa el momento ni el lugar... y lloras ahí, en tu túnel, en medio de la oscuridad. Sientes al completo de nuevo esos sentimientos: dolor, miedo, desolación, desgana y tristeza... Les sientes como la primera vez, cuando se te caía el mundo a cada segundo... empiezas a correr y no quieres otra cosa que seguir corriendo, más rápido.. y piensas que quizá tengas suerte y encuentres la salida (ójala, ójala... - te susurra alguien por dentro), pero después de un tiempo desistes... Y te paras a pensar y sabes que tú ya has pasado por allí, conoces ese lugar (a pesar de tanta oscuridad) pero esta vez es distinto, hay algo que no terminas de saber a ciencia cierta qué es... y aún siendo el mismo lugar no es el mismo.. no es ese fondo, es otro.

Y vuelves a empezar, te prometes no volver a olvidar el maquillaje si lo tienes y comprobarás más a menudo las reservas para no quedarte sin ello nunca. Te despiertas, y no ves nada, pero sabes que estás en el fondo y hacia la superficie sólo hay una dirección así que empiezas otra vez a caminar: acompañada de tus lágrimas, de esa canción que entona tu voz, de esa mano amiga que siempre te consigue encontrar, de la rutina que no te permite escapar y con maquillaje nuevo que deseas, cada día, no acabar.

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