martes, 19 de enero de 2010

Insignificante

Insignificante, así es como me siento hoy.

¿Merece la pena luchar contra la corriente? No... hoy creo que no, hoy opto por dejarme arrastrar y parar de nadar en dirección contraria. Tampoco nado hacia la otra dirección, no nado, sin más.

Hoy siento lástima por mi, por verme así y no tener las fuerzas de afrontarlo. Me compadezco y a la vez me avergüenzo. Me miro desde dentro y lo único que quiero es que llegue la noche para dormir y no pensar en ello; me miro desde fuera y me veo pequeña, desconocida e insignificante.

Pienso que cualquiera que me viera pensaría, y con razón, que no guardo nada de valor en mi interior; que soy alguien a quien no merece la pena conocer, alguien a quien no apetece conocer; que mi vida debe ser triste; que no tengo brillo en los ojos y mi mirada se pierde entre la nada... porque no hay nada que pueda regalar con ella, nada que ofrecer a nadie más que miseria... y nadie quiere las miserias, nadie quiere problemas que no le corresponden, nadie quiere ser el héroe en una causa perdida.

Siento que no tengo nada más que un vacío inmenso: un corazón vacío, un alma vacía, un cerebro vacío, frases vacías formadas con palabras vacías, miradas vacías de unos ojos vacíos, sonrisas vacías dibujadas por unos labios vacíos... todo vacío salvo las lágrimas que siguen asomando y resbalando por mi rostro.

No quiero seguir así, no quiero sentir tanto dolor por tanto vacío; no quiero más lágrimas que mueren en silencio. ¿Qué hago? ¿Qué hago?, una parte de mi me dice que debo tomar decisiones en serio y la otra parte  me dice que aguante un poco más, que no se quiere rendir y que no me deje llevar por el cansancio de los días lentos. Que me distraiga un poco y no le de tantas vueltas porque eso no hará que todo pase más rápido. Pero la verdad es que la lógica es aplastante en esto y es que los días pasan lentos porque me sigo empeñando en que llegue cada día una palabra que no llega... y no llega porque no hay una sola palabra destinada a mi.

Sé que este no es mi momento, que quizá ahora deba sufrir para después valorar como se merecen todas esas cosas que me regala la vida cada día y que no consigo apreciar. Quizá no vuelva a sentir la felicidad, quizá ya obtuve demasiado con tantos momentos (como aquellos días de verano..), quizá algo decidió que no hacía justicia conmigo al darme tanta paz, quizá no salga nunca de esta... quizá se acabó mi suerte y ahora está en el camino de otra persona que lo merezca más... quizá sea lo justo; quizá he vivido demasiado tiempo aquí, en mi nube, y nunca vi que siempre fui insignificante.

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