miércoles, 7 de abril de 2010

Pequeña

Ayer  por la mañana alcancé un nivel de agobio bastante elevado: mandarme cuatro correos en media hora, con la profesora que me ayuda en el PFC y los de la empresa con la que le estoy haciendo, todos ellos con aspectos liosos e ideas que convertir en hechos, a la par que yo seguía enfrascanda haciendo cosas y apuntando las nuevas que me iban diciendo, me saturó hasta el punto de pensar, por primera vez desde hace mucho, que el trabajo es una... bueno, un trauma.

Yo normalmente no llego a esos extremos, sí es cierto que cuando pienso en todo lo que tengo pendiente por hacer mi conciencia aparece y me obliga a cumplir los "deberes" pero nunca pierdo la calma: organizo cada mañana lo que voy a hacer durante el día y no me agobio. Sé que hay que dedicar tiempo y así lo hago pero nunca sin perder los nervios, soy de las que piensa que, "ante todo no hay que perder la calma", "sin prisa pero sin pausa", "poco a poco y con buena letra", "que no cunda el pánico"...

A las 13h había quedado con mis amigos para comer y después patinar un rato. En un principio pensé que quizá debería cancelar mi cita y aprovechar el día completo con el proyecto pero me dije que no, que eso sería contraproducente ya que cuando realmente estás tan estresado lo peor que puedes hacer es quedarte encerrado mirando la pantalla del ordenador y desesperándote más porque ves avanzar las horas y no consigues resultados. Así que a las 12h guardé todo y me obligué a pensar sólo en patines, y, la verdad tomé la decisión acertada.

La tarde fue genial, vale sí me caí unas cuantas veces (creo que era la tercera o cuarta vez que patinaba) y me hice un par de heridas pero no faltaron las risas y la tarde no pasó lenta. Además tuvimos suerte porque hizo sol durante todo el día y la temperatura era muy agradable: por la zona no faltó gente que ni corta ni perezosa tomaba el sol en bañador...

¿Lo malo? Lo malo es que yo ya estuve una vez en ese parque...contigo... Y de nuevo, ayer, recorrí el carril para las bicicletas (aquella vez andando ayer en patines), y me senté en un banco a ver atardecer, y vi despegar aviones, y me acerqué a la furgoneta de los helados...

Sí, salir de casa ayer durante toda la tarde me vino bien porque esta mañana me organicé y solucioné aquello que tanto me agobiaba ayer... y a la vez, volver a pasar toda la tarde en un lugar en el que estuve contigo me ha venido mal, muy mal...

Vuelvo a sentirme pequeña y esta vez por partida doble: heridas nuevas que podré curar con tiritas y betadine, heridas viejas que se abren de nuevo y que tengo que aprender a silenciar...pero, ¿cómo? y, lo más importante, ¿por qué siento que me estoy engañando otra vez? si tanto me creía que lo estaba superando, ¿por qué hoy siento las bofetadas de la realidad al verme otra vez hundida?. Dime, ¿por qué no puedes desaparecer ya de mi vida?. ¡Vete, vete!, vete... no te odio pero si no te vas no puedo mentirme para intentar convenderme de que todo está bien. Te lo suplico: vete, vete, vete...

2 comentarios:

  1. En mi rinconcito tengo todo lo necesario para vendarte, puedo curarte y luego contarte un cuento para que se te pase todo todo todo.
    Quizás la que debería marcharse eres tú, hay muchos aromas que descubrir, sabías?


    P.D. Muchas gracias por el comentario de ánimo que me dejaste... fue tan reconfortante como un abrazo.
    Ahora, te mando otro abrazo para ti, pero de oso.

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  2. Pequeña nube, no te caigas. ¿Sabes? Creo que tengo algunas tiritas para corazones resquebrajados, y también un poco de polvo de hadas para no perder la esperanza.
    Deberías buscar a otra persona que realmente te hiciera brillar. Alguien que te coja de la mano mientras patinas para que no te caigas, alguien que vea atardeceres contigo y alguien que comparta un helado contigo.
    Alguien que sepa ver lo grande que eres :)
    Un beso enorme y un abrazo grande como el universo! :D

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