miércoles, 10 de marzo de 2010

Haciendo las maletas

Hago las maletas, una vez más, para regresar hacia las nubes. La visita a la realidad se está terminando de nuevo y no volveré a bajar en un tiempo, otra vez. No tengo mucho que guardar, sólo llevo cosas para mi corazón: un par de alas que fabriqué para que vuele por el cielo azul de verano, una caja de pajitas para que al beber los recuerdos no se ahogue, y algo de hilo para coser las heridas que se abran sin avisar.

Ya está. Me siento a los pies de la cama, con las maletas cerradas a mi lado, y miro hacia mi lugar de destino a través de la ventana abierta de par en par: me invita a irme. Pienso en una última despedida, no es la primera vez que imagino decirte unas últimas palabras, y tampoco será la última,  así que lo hago de nuevo: sin saber cómo apareces en mi habitación, me doy la vuelta y te digo que pases...:

- Pasa, venga, no te quedes en la puerta...Ven, siéntate aquí un poco conmigo... - y te sientas lentamente- ¿estás bien?, te noto triste... si necesitas algo yo... bueno, ya sabes que volveré siempre que me necesites y aunque no lo creas, desde las nubes te observo siempre... yo velo por ti siempre, no quiero que lo olvides nuca, ¿me harás ese único favor? - agachas la mirada, pierdo de vista tus ojos - eh, vamos por favor, sé que no estás bien, lo noto, lo veo, lo puedo sentir y lo puedo tocar... déjame ayudarte por favor, por favor...déjame sacarte del fondo del mar y llevarte a la orilla, vamos, yo no quiero que te ahogues, no puedo permitirlo. Te prometo que cuando toquemos la arena me iré, te prometo no molestarte más si eso es lo que quieres, de verdad, sólo déjame salvarte - acaricio tu mejilla caliente con mi mano fría, pero no te mueves - ¡por favor! ¿no me oyes? . Te prometo que me iré, que seguiré mi camino lejos del tuyo, no me volverás a ver, no preguntaré nunca más por ti, no hablaré nunca más de la luz con la que brillas en mi, ni siquiera pronunciaré tu nombre nunca más...Te prometo que cumpliré todo eso, pero no puedo prometerte que mis ojos nunca más mirarán hacia ti, tampoco puedo prometerte que no pensaré cada día en ti, ni que dejaré de desear que la vida te traiga sólo felicidad, ni que dejaré de recordar y sentir... no voy a prometerte nada de esto, porque no puedo... Vamos, mírame a los ojos una última vez más para decirte con ellos lo que nunca te dije, lo que nunca te diré ya...con palabras - levanto tu barbilla y me pierdo de nuevo en tus ojos - : tú, siempre serás mi más preciado tesoro, mi mayor secreto, mi misterio, mi vida, mi mayor deseo, mi única ilusión, mi aliento y mi sueño, tú lo eres todo, tú...eres mi nube. Por ti, dejaré todo siempre para venir y ayudarte, y llevarte una y mil veces a la orilla... y me iré con una y mil despedidas como ésta. 

Después de la despedida abro los ojos, las lágrimas empañan la escena y mi corazón dice que se queda contigo, que aunque no le quieras no le importa, que sólo quiere arroparte contra el frío... pero no se lo permito, ya no... le sujeto fuerte con mis propios brazos y le canto al oído una canción para que se duerma mientras sigue tiritando... y cuando por fin se deja ir, me levanto, cojo las maletas y me marcho por la ventana, de vuelta a las nubes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario