viernes, 5 de marzo de 2010

Mal día

Hoy no ha sido un buen día. No sé, últimamente me ahogo en un vaso de agua, cualquier cosa por pequeña que sea, si no sale como espero, lo convierto en un drama. Sé que no es un comportamiento muy racional, ni de una persona adulta, pero no lo puedo evitar... Son las consecuencias de no conseguir separar los sentimientos que rondan por aquí del resto de las facetas de mi vida: les dejo que me contaminen, me dejo absorber...

Al llegar a casa sólo he pensado en ti, en hablarte, en preguntarte qué tal te iba... a la espera de tu respuesta, de que me dijeras que te va realmente bien... esperando que al menos tú seas feliz... eso me haría sentir mejor, de verdad. Y me has contestado, y me has mandado palabras de ánimo... a ti tampoco te ha ido del todo bien pero no has dudado en ofrecerme un café para charlar... y yo, lo he aceptado. Ni siquiera sé si mañana lo olvidarás... en ese caso, no te culpo: yo tampoco voy a recordártelo, sólo con habérmelo ofrecido ya me he sentido mejor, así que me quedaré con esa sensación.

No voy a negar, que has conseguido sacarme una sonrisa... entre tanta pena, tú eres el único que consigue dibujar la felicidad en mi rostro, aunque sea efímera. Lo sé, no me voy a equivocar otra vez, eso lo tengo claro. He aceptado ese café sólo porque sé que no tengo fuerzas para tener más esperanzas y lo único que quiero es desahogarme contigo, compartir un rato de complicidad, como hemos hecho otras veces... sentirme en casa una vez más.

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