jueves, 6 de mayo de 2010

Deprisa

- ¡Eh! !espera, espera!.. ¿por qué corres?

Me hubiera gustado decirte que yo no corro, que mi paso es así, que si piensas que salgo deprisa para tropezarte lo menos posible no tienes razón. En realidad, me gustaría quedarme contigo a solas en esa clase y susurrarte, mientras me pierdo en tus ojos, que no te podré olvidar nunca y que es muy duro disfrazarme cada mañana el corazón para que no vea que el sol del cielo es en realidad una bombilla desgastada que encontré en un cajón de mi habitación. Pero eso es sólo otro de mis sueños, cómo no. La realidad es que salgo a mi ritmo (de verdad, que no, que no corro para huir) y trato de pensar lo menos posible en que con cada paso me alejo otra vez de ti.

Me hubiera gustado preguntarte por qué sigues acercándote de cuando en cuando a preguntarme qué tal me va, como si te importase de verdad. Seguramente me dirías que sí te importo, claro, eres mi amigo, ¿no?.... No, por la sencilla razón de que yo no te veo como tal, yo te veo como mucho más, ¿entiendes?. Y yo tampoco soy tu amiga, ¿cómo puedo serlo si cruzamos ya sólo palabras de cortesía una vez cada mil días?, eso no es de amigos, lo siento, será que tenemos conceptos diferentes de la amistad. Espero que por lo menos cada vez que te acerques a mi te sirva para ir comprendiéndolo por ti mismo. Que no, que no tiene sentido que intentes recuperar una mera amistad que no habrá nunca. Lo siento, lo siento... ya sé que te he perdido perdón desde aquí muchas veces, no sé las que me quedarán por hacerlo, pero es así y tienes que comprenderlo. Sé que lo harás, con cada despedida en ese maldito pasillo lo vas aprendiendo, ¿a que sí?.

Ya verás como vas dejando de sentir lástima por mi... ya verás como ni siquiera volverás a plantearte venir a preguntarme para que yo piense que no te has olvidado de mi... ya verás... pronto todo será mejor para los dos: tú no tendrás que molestarte más y yo seguiré con mi rutina de disfraz.

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